Odilo

Rodrigo Rodríguez comenzó su andadura profesional en una gran corporación, donde adquirió conocimientos que le ayudaron a la hora de emprender. Señala que el día a día de una gran empresa es algo muy diferente de una start-up, sobre todo en lo referente a la certidumbre, aunque valora mucho la agilidad que una empresa emergente tiene.

Desde el principio Odilo apostó por trabajar con organizaciones de todo tipo como grandes corporaciones, instituciones, colegios, universidades y empresas. Este nuevo concepto de entender la educación y el aprendizaje se basa en la agrupación de software, contenidos y tecnología en una sola plataforma a medida, en la que ofrecen a sus usuarios contenido relacionado con el área que requieran, gracias a los mejores proveedores del mundo (libros, cursos, revistas, vídeos, etc.).

El CEO de Odilo confiesa que, en los inicios, el modelo de negocio era tan disruptivo para el momento que los primeros inversores que apostaron por ellos fueron héroes. La financiación de Enisa fue el camino que les permitió llegar donde están ahora. Y comenta que evolucionar de start-up a scale-up supone cambiar el trabajo cada año. "Escalar tiene más procedimientos y menos agilidad, aunque intentamos mantener un equilibrio entre los dos mundos", dice.

Y para quien quiera emprender el camino de la internacionalización, crecer y ser global, aconseja competir con los mejores y proponerse retos difíciles. Comenta que, en su caso,  han cometido muchos errores en ese proceso y han aprendido que en cada lugar del mundo hay que diseñar un tipo de estrategia diferente, adaptada a las necesidades de los países y a su sistema educativo.

"Ahora, —declara— nuestra ilusión es poder ver hasta dónde somos capaces de llegar".