Tatchi

"Tatchi propone un modelo publicitario absolutamente personalizado"

Carlos Artal

CEO de Tatchi (Nemesis Ventures)

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Tatchi

Si pensábamos que todo estaba inventado en cuanto a nuevas formas de publicidad online, esta joven empresa ha venido a demostrarnos lo contrario. Entrevistamos a su CEO, Carlos Artal, que rezuma pasión por este proyecto por los cuatro costados. Enisa facilitó la financiación a esta empresa en 2015 por un importe de 100.000 €.

03 de noviembre de 2016

Cuéntanos, en primer lugar, cómo surgió la idea del negocio de Tatchi y sus inicios.

Nos constituimos como sociedad en junio de 2015. Somos muy jovencitos, aunque Tatchi llevaba en mi cabeza más de quince años, pero las piezas todavía no estaban en su sitio para que fuera una realidad. Existía la tecnología de posicionamiento o la de bluetooth que son las que utilizamos, pero no la disposición de la gente a utilizarla de una determinada manera, hasta la aparición de las redes sociales hace dos o tres años. Por otra parte, la percepción de la privacidad era algo diferente a como hoy la entendemos. Actualmente, la gente está dispuesta a ceder su privacidad a cambio de utilizar una app como Snapchat, Facebook, Twitter, etc. En las redes, las cláusulas de privacidad son básicamente nulas.

Hace dos años, el día antes de que se marchara a Berlín, le propuse a Andy Kaiser -uno de mis dos socios que vive en Alemania-  montar el negocio. Andy trabajaba en una de las grandes startups alemanas y dejó su trabajo, pese a que en Berlín el ecosistema de startups es muy fuerte. Por mi parte, también dejé mi trabajo para montar Tatchi.

Además, hay un tercer fundador que no está en la operativa del día a día ya que trabaja en una gran empresa de publicidad. Andy es el responsable de toda la parte técnica del producto y yo llevo la Dirección General y las cuestiones administrativas y ambos estamos a tiempo completo dedicados al proyecto.

La idea de Tatchi es ser el puente entre el mundo físico y el virtual. Pero lo más novedoso es que planteamos una nueva propuesta del modelo de negocio de publicidad online, ya que el actual no funciona. No tiene sentido que, si no tengo mucho pelo, reciba todos los días un cupón de descuento para un alisado de queratina. El ejemplo es tonto, pero es real. El mercado de la publicidad online, que mueve 100.000 millones de dólares al año, no puede ser viable con unos ratios de conversión del 0,3 o 0,4 %. De cada mil anuncios, al final alguien compra tres. Esto sucede porque el mercado publicitario se está volviendo irrelevante para los consumidores-usuarios; cada vez hacen menos caso a la publicidad porque es invasiva, y porque los anunciantes también están perdiendo credibilidad, pues son conscientes de que su inversión no tiene el retorno esperado. Esto es lo más grave. Los anunciantes invierten 100.000 € en una campaña en Facebook de venta de móviles y la gente no hace ni caso. Lo que nosotros estamos proponiendo es un modelo publicitario absolutamente personalizado. Es difícil, pero nuestra empresa ya va por delante.

Tatchi funciona como un radar. Una vez descargada la aplicación, se invita al usuario a conectar sus redes sociales y entonces va a ver quién hay próximo a su alrededor. En función de las preferencias se puede ajustar el radio de búsqueda, aunque en la actualidad existen tres distancias: aquí (50 metros), cerca (250 metros) y lejos (1.000 metros). Además de encontrarse con gente a la que ya conoce, puede contactar con gente a la que no conoce de nada, pero que comparte un interés con él. En un futuro, aparte de personas también habrá marcas que pagarán por estar aquí. Pero solo se mostrará la marca si el usuario ha manifestado interés por ella. Cuando al usuario le aparezca el logo de la marca podrá interactuar con ella y recibir en su móvil, por ejemplo, un cupón ofreciendo un descuento o promoción. 

¿Qué es lo que estamos haciendo? Ese ratio de conversión que teníamos tan bajo en la publicidad va a pasar a un ratio de doble dígito que, según nuestros cálculos, como mínimo estará en el 10 % y que podría alcanzar el 20 o el 30 %. 

Otra característica importante es el uso de la tecnología bluetooth, que aporta precisión en cuanto al emplazamiento donde se encuentre el usuario, y la geolocalización espacial dentro de los edificios. Al anunciante no le interesa mandar un mensaje cuando el usuario está entrando en El Corte Inglés, sino enviarlo cuando esté cerca de la marca por la que ha mostrado interés. Esto significa que el ratio de conversión de la marca aumentará notablemente.

Por tanto, planteamos cuatro modelos de negocio: agregación de la demanda –algo complicado, pero muy potente-; presencia de marca, anuncios personalizados, cupones y descuentos; solución paquetizada para grandes empresas –de forma que puedan utilizar Tatchi para su base de usuarios y clientes personalizada con una plataforma SaaS y, por último, los data services, es decir, big data -tendremos datos de los usuarios y podremos tratarlos de forma desagregada-.

Para nosotros el vertical más importante y al que aplicarían estos cuatro modelos de negocio es el retail, es decir, el comercio, pero hay otros como el de eventos, deportes… En estos momentos, el de eventos ha tomado la delantera al retail porque es más fácil de poner en marcha. Actualmente estamos en conversaciones con uno de los grandes clubes de fútbol español y con varias marcas, para hacer lo mismo.

El negocio entonces es muy escalable.

Efectivamente. Ahora mismo estamos en una ronda de financiación y aunque pueda parecer increíble, una de las cosas que nos ha dicho más de un inversor ha sido: “Ah, pero ¿esto es a nivel global? Y yo contesto: “Sí. Nuestro mercado potencial son 2.000 millones usuarios de redes sobre el móvil. Y entonces me replican: “¡Pero esto es una barbaridad! Como sois españoles, no podéis aspirar a algo tan grande”. Otros nos dicen: “¿Cómo estás haciendo esto aquí en España? Lo que tienes que hacer es irte a Estados Unidos a hacer esto porque aquí no va a triunfar”. Y también algún inversor ha llegado a decir: “¿Esto lo habéis inventado vosotros? Es que estamos acostumbrados a financiar cosas que son copias que han funcionado fuera y que luego las traen aquí para que funcionen a nivel local”. Nuestro mercado principal no es España –y lo digo con todo el cariño del mundo- , sino Latinoamérica y sobre todo Asia. En el primero hay 194 millones de usuarios de Facebook sobre el móvil, pero es que solo en India hay 195 millones de usuarios de esta red y detrás van Malasia, Indonesia…

El modelo es muy escalable y, sobre todo, el coste incremental de cada usuario nuevo es cero.

¿Esa es la red sobre la que trabajáis?

Facebook es una de las redes principales y ahí tenemos una ventaja competitiva muy fuerte. Como se ha desarrollado una aplicación horizontal es muy fácil de aplicar en diferentes segmentos o sectores. Pero sobre todo, es muy sencillo incorporar redes nuevas. Por ejemplo, en China, Facebook no existe, pero hay una red que se llama WeChat. En un futuro podremos integrar la API de WeChat en Tatchi, de forma que todos los usuarios de Tatchi puedan integrar a los usuarios de WeChat.

Sin embargo, no hemos podido integrar Linkedin, aunque nos hubiera encantado, pero cerró su API a desarrolladores en junio de 2015. Por tanto, no es posible trabajar con los contactos que cada persona tiene en esa red, pero estamos estudiando la manera de solucionarlo.

En este tiempo que lleváis ¿hay algún hito que quisieras destacar?

Hay varios: el primero fue la ronda que hicimos con los primeros inversores. Fue una curva de aprendizaje empinadísima, pero la experiencia resultó muy interesante.

Otro hito crítico fue que Enisa nos diera financiación. Ahora que ya tenemos un producto consolidado y estable estamos buscando una nueva ronda de financiación para escalar el modelo y crecer, pero hasta llegar aquí, sin Enisa y sin esos inversores no lo hubiéramos conseguido.

Importantísimo también fue nuestro primer lanzamiento. Me hace mucha gracia esa frase que corre por ahí de los emprendedores americanos que dice: “Si no te avergüenzas de tu primera versión es que la lanzaste demasiado tarde”. A finales de mayo lanzamos la versión de Android y en julio la de IOS. Con la primera de Android me decía: “Hemos lanzado demasiado tarde, porque no me avergüenzo de nada. Es fantástica y estupenda”. Y ahora, miro hacia atrás y me da una vergüenza tremenda ver esa primera aplicación: no funcionaba, se caía, “petaba” por todos lados…

El reclutar a los miembros del equipo ha sido un hito crítico. El primero que contratamos era un chaval fantástico y al mes y medio le hicieron un “ofertón” en una multinacional y se fue. Y piensas: “¡Qué mercado de tiburones! Es imposible tener un equipo estable”. Pero esa misma persona llamó a las dos semanas diciendo que lo había pensado mejor y que aunque le pagaban más y trabajaba menos, consideraba que como el proyecto de Tatchi no había nada y nos pidió volver. Que alguien de 26 años diga eso te llena de orgullo. Y a día de hoy, un año y medio después, sigue con nosotros encantado y motivado.

¿Y dificultades?

Hay muchísimas trampas y puertas. También depende de cómo lo enfoques, pero es una montaña rusa. Hay días en que te levantes diciendo: “Hoy me como el mundo” y días en que te levantas diciendo: “¡Dios mío!, ¿dónde me he metido?”.

Vengo del mundo corporativo y no soy joven. Te acostumbras a tu oficina, a tu coche de empresa, a tu nómina estupenda todos los meses y a tu seguro de salud… Y de repente, renunciar a tus seguridades es como saltar al vacío, aunque no lo cambiaría por nada porque creo que hay que ser feliz y gustarte lo que haces. Los domingos por la noche son una maravilla: estoy deseando que llegue el lunes.

La financiación pone mucha tensión en todo esto, aunque en estos momentos no tenemos una gran necesidad y aún tenemos margen de actuación hasta la próxima ronda. También son muy duros los momentos de incomprensión. Hay inversores que no lo ven o piensan que es pronto todavía o que dudan porque no estamos en Silicon Valley y lo vamos a hacer aquí… Todas esas cosas tocan la moral. No estamos acostumbrados a asumir los rechazos. Aun así, somos capaces de contagiar mucho entusiasmo en las cosas que contamos sobre nuestro proyecto. Hay, ha habido y habrá gente que confía en esto.

¿Y qué oportunidades hay para Tatchi?

Hemos hecho muchas pruebas para ver qué usuarios son los que encajan y cómo conseguirlos de forma más barata y económica. Es decir, hacer las cosas con cabeza e ir preparando el terreno para el día en que podamos dar el salto y hacer una campaña con más medios.

Ahora que tenemos una plataforma estable, que no falla y que funciona bien y va creciendo cada vez más, estamos en el punto de dar el salto. Las pruebas llevadas a cabo en España, México y Asia han funcionado muy bien. Ahora es el momento de cambiar de marcha y empezar a acelerar.

Nuestra proyección es tremenda. Usuarios de redes los hay en todo el mundo y lo que necesitamos es comunicar, comunicar y comunicar y empezar a crecer.

¿Y cómo fue vuestra experiencia con Enisa?

Conocía Enisa desde hacía tiempo. Pero el día en que fui consciente de su utilidad de y de que era algo tangible fue en una charla que distéis en el Salón Miempresa hace dos años. Cuando escuché la charla pensé: “Esto es fabuloso”.

El proceso fue sencillísimo. Sé que hay gente que piensa que es muy complicado, que es muy difícil, que no sé qué… Pero sinceramente, es que hay que “currárselo”. No puedes pretender que te den dinero a cambio de enviar un PPT y si eso ya… Hay que rellenar un formulario extenso y con muchas preguntas, que tiene todo el sentido del mundo porque tratáis de identificar que el proyecto no es una “ocurrencia”, sino una idea, que es muy distinto. Ocurrencias tenemos muchas, pero ideas pocas. Y ese es el papel de Enisa: separar las ideas de las ocurrencias.

Cuando envié la solicitud pensé que me harían mil entrevistas y preguntas –si bien hay que decir que preparamos la información muy a conciencia-, pero después de subir la información y pasar un plazo razonable de tiempo recibimos una notificación por correo electrónico que nos decía que nuestra solicitud había sido aprobada. No podemos afirmar otra cosa que la experiencia ha sido muy positiva.

¿Darías algún consejo para alguien que quiere alcanzar el éxito con un proyecto empresarial?

Las recetas no existen. Hay que ser perseverante. Me gusta el término inglés ‘procrastination’. Es una buena definición que significa ‘aplazamiento’. Cuando estás en un entorno corporativo más grande se tiende a dejar las cosas para “luego”. En el mundo emprendedor eso no existe. Existe el ‘Ya’. En esa insistencia está el secreto del éxito. No puedes dejar de hacer cosas.

A los que quieran ser emprendedores siempre les digo que se tiren a la piscina y emprendan. El mundo es enorme y está lleno de oportunidades de negocio, pero no solo en España. ¡Sal de aquí!

Con 25 años salí de España, pero si tuviera 20 años menos, lo volvería a hacer incluso más lejos. Asia, América… ¡hay mil cosas que hacer fuera de aquí! El mundo es global y las oportunidades son infinitas. ¿Y es difícil? ¡Claro que es difícil! Pero para eso tienes “piezas” –como Enisa-  que te pueden ayudar a que una idea –no una ocurrencia- se convierta en realidad. 

Mi consejo es que la gente se anime y no piense en el empleo para toda la vida, porque eso ya no existe.

¿Y piensas que todo el mundo puede ser emprendedor?

Creo que sí. Es necesario cambiar el chip. Hace doce años dejé de fumar. Fumaba dos paquetes al día y me apunté a un programa que era muy simple. Al final, todo se traducía en cambiar los hábitos. Y así lo hice: modifiqué mis rutinas durante seis meses y funcionó. Es decir, todo el mundo puede cambiar. Para emprender hay que quitarse la “ropa vieja” y refrescarse.

Sé que suena idílico y que las dificultades están ahí, pero para la gente más joven que quiera emprender hay oportunidades, ayudas, y además, España necesita que se aprovechen esas oportunidades y se pongan en marcha.

A nuestro futuro Gobierno –cuando lo haya-  le diría que los emprendedores estamos un poco maltratados. En cosas importantes y en cosas menos importantes –como la cuota de autónomos con la que valdría la pena “jugar” un poco más-.

Pero hay temas críticos como la regulación de las stock options a través de las que el Estado tiene un incremento de recaudación nulo y, sin embargo, ayudaría a las empresas a atraer muchísimo talento. En mi caso, no he sido capaz de poner stock options a mis empleados porque el gravamen supone el 52 % y no tiene sentido. Nuestra utilizamos un sistema de “phantom shares”, que es como si fueran accionistas, pero no tienen acciones, aunque tienen derecho a la retribución que les correspondería si tuvieran acciones.También merecería la pena plantearse otras cuestiones como la exención de las inversiones privadas para incentivarlas. 

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