Marsi Bionics, un ejemplo de transferencia tecnológica

"El verdadero premio es la sonrisa de un niño al contemplarse andando sobre sus pies"

Elena García Armada

promotora y cofundadora de Marsi Bionics

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Marsi Bionics, un ejemplo de transferencia tecnológica

Marsi significa caminar en esperanto y caminar, avanzar, es precisamente lo que viene haciendo esta empresa desde que naciera en septiembre de 2013, como resultado de una spin-off del Centro de Automática y Robótica (CAR), entidad mixta del CSIC y la UPM.

20 de diciembre de 2017

Hace ya más de dos años que conocimos a Elena García Armada, la doctora en Robótica que está detrás de todo esto, y supimos del proyecto de Marsi Bionics, quizás el mayor reto al que se haya enfrentado hasta ahora en su carrera profesional: transferir a la sociedad los resultados de la investigación pública.

La científica se lanzó a la aventura de emprender, liderando un equipo científico, para hacer realidad una idea disruptiva, basada en alta tecnología, y aplicarla al sector salud, específicamente a la pediatría. Un plan ambicioso pero también de alto riesgo. En 2016 Marsi Bionics entra a formar parte de la comunidad Enisa.

Nos hemos acercado hasta sus instalaciones en Tecno Alcalá para saber cómo ha evolucionado el proyecto en todo este tiempo. También nos han contado sus planes de futuro y, lo mejor de todo, hemos conocido a un equipo multidisciplinar capaz de transferir a esta pyme –y, por tanto, a la sociedad– más de 20 años de conocimiento e investigación en ayudas robóticas a la marcha humana.

Volvamos unos años hacia atrás. Su paso por el Leg Lab del MIT marcó el camino de Elena hacia los robots caminantes dinámicamente estables y la actuación elástica. Tras obtener una plaza en el CAR, forma su propio grupo de investigación, al que traslada su interés por el biomimetismo en la robótica, creando piernas artificiales y cuadrúpedos inspirados en la biología y desarrollando músculos artificiales para conseguir movimientos versátiles.

Volvamos unos años hacia atrás. Su paso por el Leg Lab del MIT marcó el camino de Elena hacia los robots caminantes dinámicamente estables y la actuación elástica. Tras obtener una plaza en el CAR, forma su propio grupo de investigación, al que traslada su interés por el biomimetismo en la robótica, creando piernas artificiales y cuadrúpedos inspirados en la biología y desarrollando músculos artificiales para conseguir movimientos versátiles.

Elena nos cuenta cómo el área de aplicación de su investigación da un giro definitivo al recibir la visita de los padres de Daniela, una pequeña de 6 años con una tetraplejia que le impide caminar. “Tras comprender la necesidad vital de caminar y la ausencia de dispositivos que puedan asistir a los niños que han perdido esta capacidad, aplicamos nuestra investigación al desarrollo de exoesqueletos de asistencia a la marcha humana y, especialmente, a niños” .

Tras solo 3 años de investigación, en los que vuelcan todo el conocimiento previo en robótica caminante y biomimética, consiguen que Daniela camine por primera vez en su laboratorio con el exoesqueleto ATLAS. Lo que parecía el final de un proyecto se convirtió en la esperanza de millones de familias y el comienzo del proyecto de su vida: Marsi Bionics fundada en 2013 por la propia Elena y BDBox.

Los dos primeros años estuvieron marcados por un amplio reconocimiento social del alto valor de su tecnología, entre los que destaca la Fase 1 de la compra pública pre-comercial SILVER, financiada por la Comisión Europea.

Sin embargo, este mismo periodo fue también el de la falta de recursos financieros, que pudieron solventar gracias a una campaña de crowdfunding hecha a medida. Tras esa campaña se materializa la primera ampliación de capital de la empresa, con la entrada de un business angel que da aire y vida a la empresa.

Entre 2014 y 2016, un consorcio –formado por Marsi Bionics, su equipo de investigación original en el CAR y los hospitales Sant Joan de Déu de Barcelona y Ramón y Cajal de Madrid– desarrolla y prueba clínicamente un nuevo exoesqueleto pediátrico para la terapia de la Atrofia Muscular Espinal. Este proyecto les consolida como empresa pionera en exoesqueletos pediátricos para enfermedades neuromusculares.

A finales de 2016 reciben el apoyo financiero de Enisa, un préstamo de 100.000 euros que, entre otras cosas, “fue una garantía que permitió aumentar la confianza de inversores privados y, en concreto, la entrada en la sociedad de Escribano Mechanical and Engineering, nuestro socio industrial y actor clave en la industrialización de los dispositivos” subraya Elena.

“Hemos evolucionado en este último año de forma muy significativa gracias al impulso de Enisa y de nuevos apoyos, como el Instrumento PYME de la Comisión Europea (fase 2), que nos abre las puertas para posicionarnos en Europa y supondrá un nuevo impulso relevante en los próximos dos años” continua.

Efectivamente, Marsi Bionics ha crecido significativamente en 2017, ejercicio en el que ha centrado su actividad en el proceso de certificación de los exoesqueletos como dispositivos médicos, cuyo marcado CE se espera para mitad de 2018, lo que abrirá por fin las puertas a la comercialización.

“Han sido cuatro años de enorme esfuerzo, reuniendo un equipo inigualable y en constante búsqueda de financiación” . En este trayecto, han recibido más de 30 premios, aunque para Elena “el verdadero premio es la sonrisa de un niño al contemplarse andando sobre sus pies” .

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