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"Siempre hay una forma diferente de hacer las cosas"

13 nov. 2019

Teresa Perales, nacida en 1975, es una deportista de élite con un palmarés deportivo a sus espaldas envidiable: 5 Juegos Paralímpicos con 26 medallas, 5 Mundiales con 20 medallas, 5 Récords del Mundo y 6 Campeonatos de Europa en los que obtuvo 37 medallas. Además, es diplomada en Fisioterapia y experta en coaching personal y deportivo. También ha desempeñado cargos de gestión y responsabilidad pública como diputada en las Cortes de Aragón y en distintas áreas del Gobierno de Aragón. Ha escrito dos libros, "Mi vida sobre ruedas" y "La fuerza de un sueño", ha tenido un hijo y desconocemos si ha plantado un árbol, pero viendo su pasión por la vida, estamos casi convencidos de que no hay quien la pare.

Último libro que has leído: La chica del semáforo y el hombre del coche, de David Orange | En tu tiempo libre, te gusta... Estar con mi hijo | Fuentes de inspiración: Mi hijo y, en general, la vida. El simple hecho de vivir ya me inspira. Soy una amante de la vida | Un deseo: Llegar a los juegos de Tokio y ganar tres medallas | Un animal: Me identifico con una tortuga marina, porque nadan muy bien en el mar. Me parece majestuosa la forma que tienen de desplazarse por el agua.


Superar los obstáculos: una deportista con mentalidad emprendedora

De naturaleza inconformista, a Teresa Perales la vida no se lo ha puesto fácil. Con 19 años perdió, repentinamente y sin esperarlo, la movilidad de sus piernas, lo que cambiaría su forma de vivir para siempre. Tiempo después, entendió que la vida seguía y que era necesario desaprender, es decir, “hacer lo aprendido de otra manera”.

En su primer verano en silla de ruedas descubrió que le gustaba la sensación de flotar y de desplazarse por el agua con una absoluta sensación de libertad que le permitía recuperar la autonomía de su cuerpo y así fue como comenzó su aventura en el mundo de la natación.

Cuando le preguntamos por sus motivaciones responde con sencillez, y sin dudarlo, que su principal motivación es su hijo, un niño inteligente que vive en la era de la inmediatez y al que Teresa trata de inculcar valores como el esfuerzo y la importancia del compromiso.

Teresa cree que los éxitos son la suma del esfuerzo, el trabajo, la pasión y la emoción y nos revela que ha querido bajarse del tren muchas veces y que por la cabeza se le ha pasado el pensamiento de si el ‘esfuerzo’ —palabra que jóvenes y niños no entienden, como nos manifiesta— merece la pena. La nadadora afirma que “los fracasos son muy relativos”, porque fracasar es “no intentarlo y rendirse”. Y nos dice que para remontar las situaciones difíciles cuenta con “una caja de herramientas” que le ayudan a afrontar el futuro y aprender de los errores del pasado.

¿Qué siente cuando sube a lo más alto del podio? El orgullo personal de haberlo conseguido, pero también la tranquilidad y el descanso del trabajo bien hecho. En esos momentos también le emociona la responsabilidad y el compromiso que tiene con la gente. Sin su cariño, las medallas no tendrían ningún valor.

Teresa se siente a gusto con el equipo de la selección y nos habla también de los “otros” equipos —familia, amigos y otros jugadores — y de lo que cada uno aporta a su vida como persona y deportista.

Hablando de cómo compagina su vida familiar con el deporte, nos dice que el “equipo familiar” se reúne y decide la temporada de forma conjunta, sellando un compromiso de apoyo total.

Le encantan los nuevos retos: “Siempre me tiro a la piscina”, nos comenta. Se considera emprendedora y nos confiesa que le ronda por la cabeza un proyecto empresarial: “Crear una escuela de inteligencia emocional para niños y adolescentes” y está convencida de que cuando se retire no lo hará en lo alto del pódium.

Cree firmemente que “hay que dar más protagonismo a las mujeres: tenemos la capacidad de hacer muchas cosas y de cambiar el futuro”. Por eso, a caballo entre su vida profesional y personal, también tiene tiempo para implicarse en diferentes proyectos en los que trabaja a favor de la proyección de la mujer como “De mujer a mujer”, de la Fundación Vicente Ferrer, o el Consejo Asesor de Mujeres Avenir, de la que es miembro.

Después de hablar con Teresa sabemos que nada se le pondrá por delante porque, como ella nos dice: “La buena suerte no hay que esperarla, hay que provocarla”. Esta deportista es el ejemplo de que “todo es posible” y que lo importante es descubrir que “siempre hay una forma distinta de hacer las cosas”.