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Es necesario mirar al pasado para redescubrir muchas cosas olvidadas

26 may. 2020

Jacob Petrus es un geógrafo que de niño soñaba con ser periodista y llegó a la televisión como presentador del programa Aquí la tierra. En la vida le han pasado muchas más cosas de las que nunca imaginó y por ello se muestra contento, orgulloso y satisfecho con lo que hace.

Qué te hace disfrutar: Sobre todo, la naturaleza y mi familia. | Un recuerdo de tu infancia ligado a la naturaleza: Mis veranos en la comarca de la Cerdaña, teniendo contacto directo con el medioambiente en los Pirineos.| Un lugar de España: ¡Uy! Es muy difícil, pero seguramente, un sitio con mar. | La ciudad o el campo para vivir: Por sentido práctico, la ciudad, pero por gusto, el campo. | Un viaje pendiente: Muchísimos, pero por ejemplo, Laponia.| Si alguien tuviera las respuestas del Universo, ¿qué te gustaría preguntarle?: Cuál será nuestro final. | Un científico que te haya inspirado: Como comunicador y científico, Manuel Toharia es un gran referente para mí. | Proyectos nuevos: Sin  dejar de hacer Aquí la tierra, supongo que alguna cosa relacionada con los niños o de comunicación o de asesoramiento. | Un deseo por cumplir: Como tengo dos niños pequeños, añoro mucho viajar, leer más y un poquito más de tiempo libre para mí.

Siempre tuvo el deseo de ser periodista y confiesa que en la vida he hecho cosas que no habría imaginado. Estudió geografía y logró combinar lo que más le gustaba: el medioambiente y la comunicación, ejerciciendo de “hombre del tiempo”. Con su llegada como director y presentador del programa de la 1 de Televisión Española Aquí la tierra ,siente que ejerce de periodista más que nunca y que el programa también ha sido un trampolín para diversas colaboraciones como la Cabalgata de los Reyes Magos de Madrid o la Gala Inocente, Inocente, cumpliendo así su sueño.

Desconoce si todos los caminos llegan a Roma, y le gustaría tener “la clave para poder decirle a la gente que conozco y que no han conseguido lo que ansiaban cuando eran jóvenes”, pero reconoce que detrás de todo hay mucho trabajo, constancia e ilusión. Considera importante “que te guste el trabajo y que hayas escogido algo que te apasione, a lo que no te importe dedicarle muchas horas al día”.

Nos cuenta que la geografía, más allá de aprender nombres de ríos, provincias o capitales del mundo, es una ciencia fundamental porque “en un mundo globalizado, creo que, ahora más que nunca, nos ayuda a entender por qué ocurren las cosas”. Climatología, vegetación, fauna, agricultura, gastronomía o incluso folclore; todo nace de la tierra. A partir de las condiciones climáticas, que quedan definidas por la altitud, la latitud, la cercanía al mar o el relieve, “conocemos las especies animales y vegetales que viven en un lugar y están supeditadas a las condiciones climatológicas de ese lugar”. Pero la geografía también está presente, además, en los cultivos, en las actividades relacionadas con estos y en algo que, seguramente, muchos no nos hemos parado a pensar: oficios, gastronomía típica de una zona o su folclore, todo forma parte de un mismo círculo conectado.

Es más, Jacob nos desvela que clima y meteorología están intrínsecamente relacionados con nuestra salud, tanto la física como la psíquica. Y no solo esto, sino que, cuando viajamos, probablemente pocos nos hayamos parado a reflexionar el porqué de una arquitectura específica de nuestros pueblos y ciudades. “De hecho, lo puedes ver en la arquitectura tradicional y no tanto en la moderna, pero sí en cosas sencillas. Por ejemplo, cuando uno va por Galicia, ve perfectamente que las ventanas de los edificios gallegos van a ras de la pared para que el agua no se pueda filtrar. La mayoría de ellas tienen doble ventana, porque es un clima muy lluvioso que facilita tener una ventana interior que permita la entrada de luz y una exterior que no permita pasar el agua. En los Pirineos verás que muchas de las casas que hay tienen tejados inclinados para facilitar el desalojo de la nieve y que son de pizarra negra para que puedan absorber un poquito mejor el sol en zonas muy frías. Las casas blancas del sur de España… Al final, si te fijas, todo tiene una raíz conectada al clima”.

Cree que mirar al pasado es necesario para recordar y redescubrir muchas cosas que hemos olvidado, porque en pleno siglo XXI “tenemos una obligación moral de un mejor aprovechamiento de los recursos”. El ser humano es capaz de adaptarse al territorio en el que vive y el mejor ejemplo lo tenemos en el pasado en el que, con menos herramientas, ha aprendido a cultivar lo más adecuado para la zona o a vestirse con la ropa conveniente o a comer lo que tenía a mano; todo, recursos para sobrevivir mejor, comenta.

Le pedimos que nos defina España. Entre risas —porque le parece imposible de definir en una respuesta en menos de dos minutos— nos dice que tenemos un país con una gran variedad climática y paisajística. Y que “es una grandísima suerte que tengamos un territorio tan lluvioso, húmedo, y con costas con un relieve abrumador como la de Galicia, o una zona prácticamente desértica, como Almería, pasando por nuestras Islas Canarias y todas las grandes cordilleras que tenemos en nuestro país, uno de los más montañosos del mundo. Desde los Pirineos, a la cordillera Cantábrica, el sistema Central, las sierras béticas; el clima mediterráneo y todas sus particularidades y su paisaje”. Con pasión comenta que “tanta variedad climática, traducida en muchos paisajes distintos, es una de nuestras mayores riquezas” y cómo, incluso el arquetipo de carácter español tiene una influencia clara, aunque matiza que es una mezcla de los distintos caracteres que existen en nuestro país y aunque sur y norte son diferentes en España, gracias al clima “disfrutamos mucho de la vida. Tenemos muchísima suerte de vivir en un lugar como España con tantas riquezas. A mí me parece un escándalo lo que tenemos aquí: la cantidad de paisajes y de cultura, la gastronomía... ¡Viva España y ¡viva todo lo que tenemos!”.

Hablamos con este geógrafo del éxito del programa que presenta y si es debido a su formato o a que existe una mayor preocupación por el medioambiente. Nos dice que, aunque a nivel mundial hay un cambio de mentalidad, quiere distinguir entre dos cuestiones que para él son diferentes y que, a menudo, se meten en el mismo saco: por una parte el cambio climático, “un tema que está cada dos por tres en las portadas de los informativos o sale en la lista de las preocupaciones de la gente, porque hace unos años solamente eran hipótesis, y ahora muchas son realidades, y nos preguntamos cómo será el futuro y cómo nos puede afectar”. Pero además, “también es cierto que existe una tendencia de preocupación y respeto por el medioambiente, a la que nos apuntamos fácilmente”. Cree que esto responde a una mayor educación y sensibilización. “Los chavales son mucho más conscientes; hay que respetar el planeta, hay que cuidarlo y no podemos abusar de él como hemos hecho en décadas anteriores”.

Por eso, considera una oportunidad “repensar” qué estamos haciendo con nuestro planeta y muy positivo que “la gente se plantee su relación con el medioambiente; los recursos o los plásticos que está consumiendo cuando va a comprar”. “Hemos removido conciencias entre todos desde los años setenta. Félix Rodríguez de la Fuente nos abroncaba y ya nos decía que estábamos haciendo cosas mal y nos alertaba diciendo que éramos la sociedad de la basura, debido a la cantidad de residuos que generábamos. Hoy en día mucha gente compra en función del tipo de envase o de dónde se ha producido”. Y es cierto que en nuestros mercados ahora podemos ver perfectamente etiquetados de dónde vienen los productos y estamos aprendiendo a comprar, a adquirir productos de temporada y de cercanía para evitar el consumo de hidrocarburos en su transporte, señala. “La gente ha pedido y el mercado ha reaccionado. Creo que esta tiene que ser la tendencia en el futuro. Los partidos políticos deben tener muy en cuenta en sus programas la política medioambiental porque también les puede costar un buen número de votos”, nos dice.

Como es inevitable, el tema del coronavirus aparece en nuestra conversación. Jacob Petrus contesta con cierto escepticismo que no cree que esta circunstancia cambie nada en lo que a medioambiente se refiere porque “vamos a entrar en una fase económica durísima y lo vamos a pasar mal. Cuando tiene que haber recortes, casi siempre, el medioambiente no es una prioridad; seguramente serán otras —y me parece bien—, pero no hay que olvidar su protección”.

En cambio, “lo que nos sirve de consuelo en estos días es que la reducción en la actividad económica o en el tráfico está minimizando los niveles de contaminación de una forma abrumadora en las grandes ciudades. Esto nos tiene que hacer pensar en los abusos a los que sometemos los recursos de nuestro planeta, porque es la demostración de que tenemos un problema con el tráfico que deberíamos de solucionar”. Pero afirma que dependerá de cada país reconvertirse o no. España es un país lleno de recursos en el que se podría invertir mucho en energías renovables, señala. “Podríamos aprovechar la cantidad de horas de sol que tenemos y no lo hacemos. Creo que con la crisis de 2008 España perdió una grandísima oportunidad de liderar un mercado que estaba en auge como es el de las energías renovables”. Y cuestiona si el turismo, con esta crisis que vamos a vivir, seguirá siendo el motor económico de nuestro país o si “nos tenemos que reinventar y tirar de energías renovables e invertir en I+D+i”, aunque se declara poco optimista.

Abordamos también con Jacob el tema del reciclaje en España y si los españoles lo hacemos bien. “Desde luego que España ha mejorado mucho con respecto hace unos años”, nos dice. “Reciclamos muchísimo más. Somos mucho más respetuosos con nuestros espacios, con nuestras especies. En este aspecto, hemos mejorado muchísimo. ¿Hay aún camino por recorrer? ¡Vaya, nos queda otro tanto!”, pero prefiere ver la botella medio llena y, aunque hemos aprendido a separar los materiales, todavía nos resistimos a dejar el coche en casa. “Hay que seguir trabajando”, insiste.

También el campo y la agricultura se enfrentan en estos momentos a muchos problemas y retos. Le pedimos opinión y nos contesta que es difícil y que, al margen de la producción y los precios, considera que España tiene un grave problema: “La despoblación es una dificultad añadida para los que quieren dedicarse a la agricultura o la ganadería”. Cuando hablamos de medioambiente tendemos a distinguir dos tipos de sociedad: la urbanita o la rural, explica, pero “hay una escala de grises que ocupa el mundo rural, que es el que tiene contacto directo con el medioambiente; el que lo cuida y lo protege y el que está pendiente de lo que le pasa y pone soluciones”. Nos pone como ejemplo el caso de los incendios forestales y de cómo el fuego se propaga más fácilmente en una zona de campos olvidados o que no estén cultivados. “Un ejemplo tan sencillo como este podríamos extrapolarlo a muchísimas otras cosas, como apoyar nuestros productos, consumiendo alimentos de temporada y cultivados en España. Al final, todo es un círculo. Además de proteger nuestro medioambiente, estaremos protegiendo a un sector de nuestra sociedad fundamental para cuidarlo”.

Nos confiesa su pasión por la cartografía y le fascina perderse en un mapa —aunque sea dando un paseo en “bici”— y descubrir el nombre de un arroyo, un monte, un barranquito... “¿Qué sería de nosotros sin la cartografía? Es intrínseca al ser humano y a su ansia por descubrir y conocer el territorio”. También señala que la cartografía está presente en el desarrollo tecnológico y cómo los mapas siguen siendo fundamentales.”Este tipo de herramientas facilitan la vida de la gente con diferentes aplicaciones que utilizan una base cartográfica, incluso para el ocio”.

En un momento de grandes descubrimientos y avances en los campos científico y tecnológico nos dice que más que los tecnológicos o astronómicos, quizás se queda con cualquiera relacionado con la curación de enfermedades, que permita mejorar la salud de las personas.

Finalizamos nuestra charla pidiendo a Jacob Petrus que nos diga cuál cree él que es el legado que debemos dejar a nuestras generaciones futuras. Piensa que lo primero es reconocer los errores cometidos: “Hay que enseñar a los más pequeños que no somos perfectos y que nos equivocamos. La gran lección de vida es que, aunque te equivoques, hay que levantarse y seguir luchando” y nos pone a Rafael Nadal como ejemplo.

Trasladando esto a nivel medioambiental afirma que “como generación nos hemos equivocado mucho. Hemos gastado los recursos de una forma abrumadora y hasta hace unos pocos años no hemos empezado a ser conscientes de este desfase y que teníamos que regularlo”. Sin embargo, las nuevas generaciones nos están dando lecciones y podemos también aprender de ellas.

“Por lo que a mí me toca explicar—nos dice— el respeto al medioambiente y el reconocimiento de que solo tenemos un planeta, debe englobar todo lo que hacemos, porque si no es así, no avanzaremos. Es el que vamos a dejar a nuestros hijos y tenemos que cuidarlo”.